Viva La Vida de Coldplay es hermosa no solo por ser un canto de libertad, sino que por ser un canto de libertad hacia uno mismo. Va narrando la angustia de un hombre como Luis XVI, que asediado por la guillotina se da cuenta que ni todo el poder que creía tener lo salvaría ni le abriría las puertas del cielo una vez los revolucionarios le dieran muerte. Por eso dice que descubrió que sus castillos se apoyaban sobre pilares de sal y arena.

¿Y por qué es un canto de libertad hacia uno mismo? Porque el final de los revolucionarios franceses fue el mismo que el de Luis XVI, la guillotina. Básicamente, Luis XVI narra la muerte de sus perseguidores. Chris Martin (vocalista y letrista de Coldplay) canta del lado humanista revolucionario, y aunque no se de cuenta, ese humanismo liberal es su propio castillo (y el de muchos) con pilares de sal y arena, o en otras palabras, vanidad que termina en la muerte.

Es en el vencerse a uno mismo donde ese canto se convierte en verdadera libertad, donde muere el hombre y nace el hombre libre que descubre que la medida de todas las cosas no está en él como creía Luis XVI y la Revolución Francesa.